Sur

Una muestra de la poesía de Raúl Contreras (Chile)

Dos poemas seleccionados de Raúl Contreras incluidos en el libro Poesía a los Cuatro Vientos

Palabra

Eres longeva, sin tiempo, eres perpetua.
Eres arcaica y a la vez actual.
Eres trashumante, eres sedentaria.
Te renuevas, naces a la luz de cada día.

Eres amable, grosera, locuaz, lisonjera.
Eres tierna como una caricia,
vengadora cual amante despechada.
Conciliadora, terca, aguda.

Eres ternura, susurro, desgarro.
Te sumas, te multiplicas, te enriqueces.
Bajo el sol, o al amparo de la niebla,
eres viajera impenitente.

Mueves al mundo.
De ti hacen uso: reyes, mendigos,
literatos, analfabetos, eruditos, parvularios.
Eres herencia del acervo humano.
Metamorfosis itinerante.

Eres sabia, labriega, corrupta.
Te descompones, te adhieres.
Eres sinfonía de tonalidades,
eres verbo, eres plegaria, creces, enamoras.

Insólita cuando quieres,
piadosa, espiritual, libidinosa,
silenciosa como un murmullo,
redentora, seductora en el amor, laica.

Envuelves con tu cadencia,
tu crueldad lastima, entristece.
Manipulas con tu semántica.
Eres verdad, también eres mentira.

Comprometida con tu tiempo,
te dicen de hombre,
te dicen de honor,
te dicen de Alá, te dicen de Dios.

En tu grandeza y en tu humildad
y aunque abstracta, justa o retorcida,
con el hombre, siempre nacerás
y vivirás ... PALABRA.

Con Acento Cálido

Con acento cálido y equipaje de sueños,
detuviste tu andar y se moría la tarde.
Aromas traías y una sensación inconfundible,
suave brisa otoñal.

Lazo que ata y muerde la piel,
que va ligando tiempo y espacio,
distancia y olvido, y en racimos de ausencia
nos madura los años.

Ciclo que muere en mis manos cada día,
que se escurre como arena en medio de
las aguas, que va murmurando silencios,
retumbar de espumas entre soledades.

El aroma que dejaste, lo guardo para días
venideros, cuando tu voz sea sólo un murmullo
extraviado en el viento y comprenda que
estás lejos, ya muy lejos.

Cuando el mar interponga su inmensidad
y te encuentres en la orilla opuesta, lejana,
ausente, y con pena contenida, recuerdes
a este viejo continente de amor.

Me quedaré a solas,
medio lleno, medio vacío, con mis versos,
mis pláticas y mis poemas.
Con mis afanes y escasas alegrías.

Ocurrirá entonces,
que no olvidaré que una tarde moribunda,
pasaste por mi puerta,
con tu equipaje de sueños.